Tal día como hoy del año 303, Engracia de Bracara (Braga, Portugal), cuando se dirigía hacia el Rosellón para casarse, acompañada de su tío Lupercio y un séquito de 17 personas, a su paso por Zaragoza, le sorprendió la persecución a los cristianos decretada por el emperador Diocleciano. Todos fueron arrestados por los romanos cesaraugustanos y ella intercedió ante ellos haciéndose reo de tortura. Fue martirizada rasgándole las carnes con un garfio y cortándole los pechos para, posteriormente, matarla con un clavo en la cabeza. El resto de la comitiva, según el poeta Prudencio, fue también martirizado y, más tarde, pasarían a la historia legendaria como "los innumerables mártires de Zaragoza". En la cripta de la iglesia que lleva su nombre en la capital aragonesa hay dos sarcófagos en los que se cree que están depositados los restos de Engracia. También se conserva la columna donde fue atada, las calaveras de la santa y de su tío y el clavo que le originó la muerte.
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