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lunes, 22 de enero de 2018

CABREAR, CABRAS...

A propósito de la entrada anterior, he mencionado la palabra "cabrear" y he recordado que, no hace mucho, me enteré de la expresión no tiene nada que ver con las cabras. Según parece, proviene del enfado de los campesinos por tener que pagar impuestos a los señores. Los libros  en los que se anotaban los pagos y datos referentes a las propiedades recibían el nombre de Cabrevaciones" o "cabreos" -vocablos provenientes del latín capibrevium y su datación es del siglo XIV. Cuando el felón Fernando VII dominó España en la llamada "decada ominosa" (1823-1833), permitió a los señoríos cobrar al campesinado todo lo que debías desde 1812, fecha de la aprobación de la Constitución y en la que José I, hermano de Napoleón, había abolido cierto tipo de impuestos abusivos. El enfado de los pequeños agricultores fue mayúsculo y éste es el origen de la palabra "cabrear".


Sí tienen relación con las cabras las expresiones "la cabra tira al monte" y "estar como una cabra". La primera es  natural de que una cabra vuelva a su hábitat, aunque también empleamos este dicho, expresado en tono condenatorio, para describir el comportamiento de algunos seres humanos que, a pesar de contar con algunas opciones en su vida, siempre vuelven por el sendero que más les gusta, aunque no sea el más recomendable.

En cuanto a "estar como una cabra" se refiere, literalmente, a que cuando los cabritos se destetan, al contrario que los corderos, salen pitando hacia donde les da la gana, lo que obliga a las madres a correr detrás de ellos como locas para poder protegerlos.

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