En el caso de Zaragoza, los cargos municipales eran muy numerosos:
El zalmedina, con su correspondiente asesor, lugarteniente y notario; además, el notario de tabla (daba fe de los escritos publicados en tablas o puertas), el racional (administrador financiero), los jurados, los consejeros, el mayordomo (cargo económico), el almutazaf (controlaba precios, pesos y medidas...), los síndicos a tributar (representantes en las Cortes), los capdeguaitas (pertenecientes a los gremios de comerciantes y labradores encargados, entre otros asuntos, de la vigilancia nocturna), los abogados y procuradores, el veedor de calles (vigilante e inspector), el verdugo, el padre de huérfanos (cuidador de menores huérfanos o vagabundos), los andadores (encargados de llamar a la asistencia a los capítulos), los vergueros (mantenedores del orden), los carceleros y otros cargos de menor importancia.
Al concejo podía pertenecer el pueblo llano, pero, poco a poco, fueron las clases más acomodadas los que controlaban la institución. El municipio tenía una gran autonomía y se guiaba por los estatutos locales, normalmente aprobados por los señores o el rey. En el caso de los consejos de realengo tenían gran relevancia , pues constituían el cuarto poder en las Cortes, aunque esta participación acabó desapareciendo tras los sucesos de 1591 (muerte de Juan de Lanuza, "El Mozo") y la convocatoria de las Cortes de Tarazona de 1592.
Como curiosidad, decir que a finales del siglo XVI, Bardallur era considerado un lugar, núcleo poblacional entre villa y aldea y que el número de fuegos era de unos 110, lo que suponía una población de unos 500 habitantes, moriscos casi al 100%.
(En la imagen, sello del Concejo de Zaragoza).
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