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jueves, 16 de noviembre de 2017

APORTACIÓN DEL REINO DE ARAGÓN A LA GUERRA DE SECESIÓN CATALANA (1640-1652)

En 1640, en plena guerra franco-española, el principado de Cataluña,  como consecuencia de la gravísima crisis económica, político y social de una monarquía que, debatiéndose por evitar su desmembramiento interno y que  aún pugnaba por mantener el Imperio heredado, se levantó en armas contra la monarquía de Felipe III al negarse a aportar hombres y dinero para la formación de un ejército común en el reino de España. La sublevación de los campesinos y segadores del 5 de junio (conocida como el "Corpus de Sangre"), no solo dirigida contra el poder real, sino también contra los campesinos propietarios y los terratenientes aristócratas, fue el detonante.Daba así comienzo la guerra de Secesión catalana en la que se declaró la República y en la que,  la Francia de Richelieu, de forma premeditada, aprovechó para prestar su interesado apoyo a los catalanes invadiendo, de este modo, el suelo peninsular e imponiendo a los catalanes unas cargas más gravosas que las que les suponía la política realista a cuya cabeza figuraba el todopoderoso Conde-Duque de Olivares, artífice del proyecto en el que debían participar todos las regiones del estado y que no recayesen todas las cargas sobre la despoblada y paupérrima Castilla.

                  
                                                          Els segadors

El reino de Aragón, como zona fronteriza, participó activamente, tanto en hombres como en aportación económica. Miles de aragoneses fueron reclutados, lo que unido a otros factores negativos, supuso una considerable sangría para el desarrollo demográfico de su población.
En cuanto al tema económico, los aragoneses tuvieron que soportar el mantenimiento de sus propias tropas, los alojamientos de los soldados, la intendencia -facilitando carros y mulas para el transporte..., además de unos cuanto  millones de libras jaquesas.
La zona fronteriza fue la que peor lo pasó, pues tuvieron que sufrir el paso de los ejércitos reales, además de las incursiones catalano-francesas. Casi todos los pueblos de la "franja" -Estadilla, Mequinenza, Monzón, Tamarite, Alcolea de Cinca, Ontiñena, Ballobar, Fabara...- se vieron afectados por un importante descenso de la población, según el fogaje de 1650. y no, precisamente por la expulsión de los moriscos, salvo Alcolea, Albalate y Fraga que eran las poblaciones que habían habitado unos cuantos conversos. 
Al retirarse los franceses por circunstancias de la guerra en Europa, la sublevación catalana fracasó estrepitosamente y fue sofocada por los ejércitos realistas en 1652.

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